Las principales aplicaciones de las depuradoras biológicas de oxidación total son la reutilización de agua para riego y la infiltración al terreno. El sistema es el siguiente:
El afluente entra en el reactor biológico donde se produce una aireación gracias a la emisión de burbujas de los difusores. Esta aireación favorece el trabajo de los microorganismos aerobios que realizan la degradación de la materia orgánica, produciendo una mineralización de la misma y generando gases. Estos gases se extraen del reactor de forma natural mediante un tubo de ventilación que se eleva lo suficiente para evitar los malos olores. El tiempo de aireación se programa a la hora de la instalación.
Desde el reactor biológico el agua pasa al decantador donde se produce la sedimentación de las materias en suspensión. En el fondo se depositan unos fangos, mientras que el efluente depurado fluye hacia el exterior por la parte superior. Los fangos depositados en el decantador están activados y tienen una elevada concentración de microorganismos.
Por ello, por medio de una bomba los fangos activados se recirculan parcialmente hasta el reactor biológico. Se aprovecha la gran actividad de las bacterias y enzimas en la degradación del afluente nuevo que va llegando. Este procedimiento de recirculación de fangos permite obtener un mejor rendimiento de la planta. Así, se reduce la generación de lodos. Finalmente, en el fondo del decantador van acumulándose parte de los fangos que periódicamente son extraídos mediante un camión cisterna especial provisto de sistema de aspiración.
Se pueden fabricar depuradoras biológicas aerobias o de oxidación total para poblaciones de 4 a 1000 habitantes. El tamaño se limitará a las condiciones de transporte sobre camión. Para mayores capacidades, se instalan varios módulos en paralelo.